Cambio de enfoque

Vivimos en una sociedad que ha olvidado muchas partes importantes de la vida. Nos hemos olvidado de darle el lugar que merecen los valores como el respeto, la solidaridad y la honestidad. La ética se ha desviado. Ha quedado escondido el sentimentalismo, lo que le pasa a las demás personas no nos duele, no nos toca el corazón como debería. La indiferencia hacia los problemas que conciernen nuestro mundo es latente; las crisis sociales y ecológicas son vistas como conflictos externos a nosotros. Nos hemos centrado en el consumismo y excesos de todo tipo.

“De los 5,800 millones de personas que existen en el mundo, la mayoría seguramente no son creyentes (en el budismo). No podemos dialogar con ellos y decirles que deberían ser creyentes, imposible. En realidad no importa que la mayoría de la humanidad no sea creyente, no pasa nada. Lo que pasa es que la mayoría ha perdido o ha hecho caso omiso a los valores humanos más preciados: la compasión y el sentido de la responsabilidad. Eso es lo que nos preocupa.” (Dalai Lama, 1997)

Así que yo preguntaría: ¿Es posible dejar atrás las malas costumbres, la falta de valores y cambiar por completo nuestro entorno inmediato para vivir más felices? ¿Es posible disfrutar de la vida?

Creo que sí. Pienso que todos podemos convertirnos en personas que valoren la vida, para por ende, merecerla. Valorar es sinónimo de agradecer. Ser agradecido, tanto por lo que se tiene como por lo que no se tiene, es esencial. Apreciar tanto el regalo de las caídas, como los regalos de envoltura atractiva, nos permite convertirnos en personas más completas.

Sólo encuentro un inconveniente para lograrlo: la gente cree que estamos en un círculo vicioso sin salida. Estamos sedientos de cambio, pero no basta con tener la ilusión de vivir en nuestro futuro ideal. No basta con soñar despiertos y esperar que de la nada todo sea diferente. Si queremos resolver un problema, tenemos que empezar, no con un poco, sino con mucha iniciativa. Debemos tener confianza de que tarde o temprano lo lograremos. Debemos acrecentar nuestros espíritus tanto como podamos para que los obstáculos que nos tiren en el camino solo sean un reto del cual podamos aprender.

Conocemos el precio de todo, pero el valor de nada. Y justo por ello se ha perdido la noción de lo que realmente importa: familia, amigos, salud, cultivar la espiritualidad, respetar nuestros cuerpos, cuidar de otros, hacer algo bueno sólo porque sí. Nos hemos vuelto una sociedad cien por ciento mal agradecida. Nos creemos merecedores de todo, sin hacer algo por obtenerlo. Así sea gracias al Señor de los mil nombres, al destino, a la vida o como quieran llamarle; hay infinidad de cosas por las que deberíamos estar agradecidos. Y lo que considero más triste, es que la gente ha olvidado cómo ser feliz. En parte porque se cree que la felicidad depende de las situaciones externas, de lo que tenemos. Sin embargo, la felicidad es interior y depende de lo que somos.

Así mismo, la felicidad depende de cómo percibimos nuestra realidad. Cualquier situación puede parecer catastrófica o maravillosa, todo depende de nuestra perspectiva. Podemos ver el presente como un hoyo negro sin salida, o como una oportunidad para cambiar. Para lograr que lo importante en la vida retome su papel, debemos comenzar con un granito de arena. Con que una persona empiece, más gente se le unirá y así podremos construir un mejor futuro para todos.

Es muy simple: seamos la mejor versión de nosotros mismos. Vivamos conforme a nuestros principios y seamos congruentes con ellos. Seamos agradecidos y sintámonos muy afortunados de lo que la vida nos regala. Valoremos a las personas por lo que son, no por lo que tienen; respetemos al prójimo; cuidemos al planeta, respetemos la vida de todos los seres vivos. Una vez que nos duele lo que le sucede al de enfrente, empezamos a darle sentido a nuestro camino. Y sobre todo, disfrutemos de la vida porque es maravillosa. La vida es corta, somos seres finitos y no tenemos ningún contrato que asegure que mañana despertaremos. El futuro es incierto, un misterio. Lo único que tenemos es el ahora; aprovechemos este momento. Hay miles de oportunidades cada día para ser felices, está en ti abrir los ojos para percibirlas. Y como dice Henry Van Dyke: «Alégrate de la vida porque ella te da la oportunidad de amar, de trabajar, de jugar y de mirar a las estrellas.”

 

Monse Fábregas

 

Pintura Gris

Como crítica a la sociedad actual, escribí un texto distópico. Cuando decimos lo que pensamos en un tono irónico podemos acentuar su verdadero significado… así surgió Pintura Gris.


Pintura Gris

Hay muchos entusiastas que creen que vivir es una aventura. No paran de decir que su misión es romper los moldes, que hay que nadar contra corriente. Pobres ingenuos, creo yo. Piensan que hay que vivir cada día como si fuera el último y que los sueños se deben perseguir. No hay mentira más grande que esta. Para empezar, los sueños solo son ilusiones, inventos de nuestro inconsciente. No son materia, no son algo real ni alcanzable. Siempre nos encontraremos a esa persona que quiere lograr lo que nadie ha hecho nunca. Aquel que piensa que se convertirá en un exitoso músico, o la pequeña  niña que quiere ser la próxima estrella de cine. Sabemos que estas no son más que vagas esperanzas. Las posibilidades de lograrlo son prácticamente nulas. Uno en un millón consigue lo que desea, entonces, ¿para qué auto engañarse y esperar que esa oportunidad sea nuestra? Fantasear con cumplir un propósito más grande o con ser alguien que trascienda, no lleva a ningún lado. Estos proyectos solo retrasan los planes que ya están determinados para cada uno.

La sociedad funciona mejor cuando se tiene una rutina, cuando una estructura firme e inalterable la rige. No hay lugar para rebeldes que piensan en cambiar las leyes y normas, que tienen propuestas utópicas del mundo. Las reglas están hechas para ser cumplidas, no para romperlas. ¿Qué tipo de caos se crearía si no se siguiera al pie de la letra lo que ya ha sido establecido? Los individuos tienen que ir por la vida como si de un trámite se tratase. Es la obligación de cada persona asumir el papel que le toca desempeñar en la sociedad, es de suma importancia que lo cumpla acatándose a lo que le es designado. El mundo tiene un orden, y como una máquina, todos los engranajes deben estar en su posición. Si una pieza se mueve, las demás no pueden seguir girando. Así pasa con las personas, forman una especie de cadena. Si alguien comienza a cuestionarse y se aparta del resto, una luz roja se enciende. El objetivo de cada uno es permanecer en la línea, solamente así se consigue que la máquina avance. El sistema debe permanecer intacto para que funcione correctamente. Y para que esto suceda, se requiere de la colaboración de todos, sin excepción.

Preguntarse si se está haciendo lo correcto es un error terrible. Lo aterrador es que muchos han osado a levantarse en contra del régimen. Vienen con sus mensajes alentadores y provocan revueltas entre los otros. Debo advertir que es contagioso; ¡mucho cuidado en juntarse con este tipo de gente! Son curiosos por naturaleza y se preguntan dónde está la «chispa”, lo realmente emocionante. Dicen que al final de la vida hay que llegar agotados, con arrugas alrededor de la boca por tanto reír, con los labios desgastados por tantos besos, los ojos cansados de tantas maravillas vistas, la cabeza llena de recuerdos, el corazón roto en mil pedacitos y vuelto a pegar, los pies exhaustos por incontables viajes, la mente en paz. Podrían pensar que estas ideas son casi poéticas, pero solo caen en lo ridículo. Los soñadores creen que sus cortas vidas tendrán un significado mayor, ¡qué tontería!

No se puede desafiar lo que ya ha sido impuesto. Es mejor tirar esos pensamientos a la basura; no ayudan ni sirven de nada. No se debe tomar ningún riesgo; cierra la boca y obedece, camina derechito y agacha la cabeza. El sentido de pertenencia es fundamental en la sociedad actual. ¡Qué bien se siente ser parte de un grupo! Si uno viste igual al otro, si habla como los demás, si tiene interés por las mismas cosas o si piensa de forma similar, ya cumplió con su misión.

La individualidad ha dejado de existir porque no es útil ni conveniente. Al renunciar a esa particularidad, se cae en un gran balde de pintura gris donde todo es homogéneo. Lo que vemos pertenece a un orden determinado. No hay espacio para lo singular, lo especial es un estorbo que es mejor desechar. Y sí, a veces hay quienes se salen del molde. Pero no te preocupes, no representan una amenaza considerable; basta con ponerles el mismo barniz sombrío que los demás lucen en su piel. De esta materia pegajosa, nadie escapa. Advierto que es seductor seguir los pasos de los diferentes. Se produce una ráfaga de lucidez, alegría y emoción descomedida. Pero el momento es efímero; en caso de que caigas en la tentación, habrá alguien que te regrese a la normalidad. Así que ya lo sabes: no te dejes guiar por los inconformes, sigue la línea recta, no te desvíes y nunca mires hacia atrás.

Monse Fábregas 

Periodismo independiente

Los medios de comunicación han adquirido un papel fundamental en la sociedad, ya que moldean las ideas de la época, refuerzan estereotipos, imponen modas y manejan la información. La cultura es producida y se puede entender desde la perspectiva de la economía política de la comunicación porque las industrias culturales siguen sus intereses individuales y buscan vender. Las fuerzas políticas que construyen la información en los medios, y que por ende crean la cultura, influyen en el desarrollo del mensaje. Los dueños de las cadenas mediáticas más importantes del mundo tienen la capacidad de moldear la agenda y las ideas. En el panorama de la economía, la información nos llega filtrada por las multinacionales de medios y por el poder de los anunciantes. La eficacia de una corporación para conseguir sus metas en el mercado se cumple porque las compañías tienen altos niveles de coordinación que incluyen: expertos, administrativos, reguladores federales, contactos en el gobierno, entre otros. Los gobiernos ya no tienen el poder e influencia que tenían sobre las corporaciones hace 50 o 60 años. Este sistema ha desplazado a los políticos desde el cargo de mayor autoridad, hasta una posición inferior.

El periodismo independiente ha cobrado mayor relevancia en los últimos años. Con la aparición del Internet y las redes sociales, la gente tiene más apertura para comunicar su punto de vista, escribir y compartirlo con otros. Si bien los medios están condicionados por los anunciantes, los periodistas independientes no obedecen a dichos actores. Intereses políticos y económicos ejercen presión sobre los periódicos y medios tradicionales, como la televisión y la radio. No obstante, la libertad de prensa se refleja en los nuevos medios como Facebook, Instagram, Twitter y los blogs, que se han desarrollado exponencialmente. Cualquiera puede dar su opinión, reportear, escribir e incluso compartir noticias de terceros agregado comentarios.

El poder adquirido por el ciudadano promedio rebasa los estándares que se planteaban hace unas décadas. Los medios tenían el cuarto poder, pero estos eran controlados por pequeñas élites con inclinaciones o preferencias políticas definidas. Así, encontrar medios críticos era trabajo difícil. En la actualidad, el panorama global se ha modificado y existe gran variedad de plataformas digitales que permiten la expresión tanto individual como colectiva. Aunque se podría pensar que la libertad de prensa permea todas las esferas sociales, la triste realidad es que el poder de la palabra se queda en unos pocos. Los grupos selectos, las élites, siguen dominando los medios y la opinión pública.

El periodismo independiente es una herramienta para luchar contra los monopolios de la información y la influencia directa de estructuras de poder. Pero debemos ser lo suficientemente sensatos para darnos cuenta que la libertad de expresión no es derecho universal, sino que por el contrario, es un lujo del que solo algunos gozan. Para que el periodismo independiente funcione, se debe tomar con la misma seriedad que el periodismo “tradicional”, aquel que hemos visto en los medios formales. Si se persigue la objetividad y transparencia, el lector podrá tener un acercamiento más certero a las noticias. A menos que se trate de un texto de opinión, el periodista debe intentar abordar la noticia con neutralidad, mostrando los hechos y dejando de lado los comentarios o juicios.

Los filtros personales son características que definen a cada individuo: bagaje cultural, religión, ideología, estándares morales, etc. El periodista, al igual que cualquier otra persona, tiene estos filtros y debe ser consciente de ellos para que no afecten su trabajo. Si refuerzan su manera de pensar y no se dan oportunidad para considerar otros puntos de vista, entonces continuarán por caminos delineados sin voltear hacia los cruces o las alternativas. El periodismo es un arte en sí, la posibilidad de informar y ser una fuente confiable para un público es un privilegio. El periodista independiente, entonces, debería ser capaz de tomar esta enorme responsabilidad en sus manos y aprovecharla de la mejor forma posible.

Monse Fábregas

What the health

What the health es un documental que habla de las grandes contradicciones en las industrias, el gobierno y las instituciones de salud. Nos explica cómo funcionan las relaciones políticas y económicas de los actores antes mencionados mientras expone las mentiras que los medios nos han hecho creer.

En una cultura donde gran parte de la oferta cinematográfica y televisiva es de entretenimiento vacío, What the health nos muestra una propuesta novedosa. Devela uno de los engaños más grandes del mundo occidental: la idea de que la nutrición va ligada al consumo de productos derivados de animales. Este brillante reportaje exhibe cómo la industria ganadera y láctea, las farmacéuticas, las fundaciones de salud pública, los médicos y el gobierno se conectan para formar una mafia atroz. Es un plan económico inhumano que sólo ha provocado mantener a la sociedad enferma en mente y cuerpo. El peligro que conlleva es replicar los mismos hábitos de generación en generación, sin un cuestionamiento previo o una búsqueda de información veraz.

What the health es una excelente opción si buscas algo interesante que ver en Netflix. Y si de paso logra abrir tu mente para cambiar tus hábitos alimenticios, será una extraordinaria inversión de tu tiempo.

Monse Fábregas 

Inversión del tiempo

Tenemos una vida saturada. El bombardeo de noticias, videos, fotos y publicidad en medios de comunicación no nos permite estar en silencio. Son pocos los momentos de reflexión, en los que nos damos un tiempo para cuestionarnos sobre nosotros mismos y el mundo.

Todo es rápido, inmediato, o como diría Bauman: líquido. Lo efímero reina la sociedad, desde los objetos hasta las relaciones personales. Pensamos que estamos en una carrera y que no podemos detenernos ni un segundo. La rutina nos consume, y desplaza lo más importante hasta el final: el tiempo para nuestros intereses o hobbies, y el tiempo de calidad con seres queridos.

Y si ponemos pausa a nuestro reloj mental solo por un rato… ¿sería tan grave?

Creo que dedicar un espacio de nuestro día para estar en silencio, reflexión y calma debería ser casi obligatorio. Se dice que «no hay suficiente tiempo», que estamos muy ocupados y que hay prioridades: el trabajo, la escuela, la rutina. Pero en qué punto nos daremos cuenta que la vida se nos va en estas obligaciones, en lo que «no se puede postergar». ¿Dónde hemos dejado nuestras pasiones, lo que nos hace sonreír?

Regálate diez minutos, al menos diez, para meditar, poner música, relajarte, tomarte un café y no pensar en nada más, o simplemente quedarte en silencio y escuchar tu respiración. Si empezamos por cultivar nuestro espíritu, veremos cambios en nuestras formas de vida. Cualquier cambio positivo a nivel social comienza con el cambio individual. La transformación viene de adentro hacia afuera. Debemos encontrarnos primero, conocernos y mejorarnos para después poder pedir el cambio a otras personas.

El cambio siempre empieza en ti.

Monse Fábregas

Craving some cheese?

El queso es uno de los productos más consumidos a nivel mundial. Hamburguesa con queso, pizza de cuatro quesos, cheesecake, helado de queso con zarzamora, nachos con queso, quesadillas… hasta ensaladas con queso. No hay platillo al que no se le pueda agregar este ingrediente. La adicción es tan grande que incluso se come solo: abrir el refrigerador para comer una rebanada de queso, por el antojo.

Primero analicemos… ¿de qué está hecho el queso? Grasa, lactosa, caseína, bacterias, hormonas, sal y pus…¡delicioso! Generalmente no nos preguntamos de qué están hechos nuestros alimentos, no nos cuestionamos sus efectos en nuestra salud. Comer queso o tomar leche no tiene ningún efecto positivo. ¿Y el calcio? Los lácteos NO son una buena fuente de calcio. En cambio, el tofu, las almendras, el kale y cualquier leguminosa son excelentes alternativas veganas con niveles altos de calcio.

Seguramente están pensando: ¿cómo es posible que los lácteos sean dañinos para la salud y los vendan en cualquier supermercado o estén incorporados en la mayoría de los platillos en restaurantes?

La industria de los lácteos es una de las más poderosas; su influencia en la economía, y por tanto en la política, alcanza dimensiones gigantes. El lobbying llevado a cabo para que estos productos salgan al mercado, se respalda con la publicidad en medios de comunicación.

Podrías pensar: si la pirámide nutrimental me dice que tomar leche es saludable, entonces debo de consumir ese producto. La realidad es que los lácteos nos están enfermando, y los medios sólo se han encargado de reforzar mentiras y engaños entorno a nutrición.

Cambiar hábitos, no es trabajo fácil. Entender que hemos caído en una espiral de malas decisiones nutricionales y no hacer nada al respecto, es una locura. Si estamos interesados en mejorar nuestra salud y calidad de vida, debemos comenzar por modificar nuestros patrones culturales. Dejar de consumir lácteos traerá beneficios inmediatos a tu salud. Haz la prueba y ve los resultados tú mismo.

Monse Fábregas

Sistemas de poder

Cada día, los animales luchan por sus vidas. Son confinados en diminutas jaulas para que  los humanos los maten y consuman; son quemados, cegados y envenenados en nombre de la ciencia; son electrocutados, y despellejados mientras aún están vivos para que las personas puedan lucir sus abrigos. Según la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, cada segundo mueren en el mundo aproximadamente 2,000 animales, al día 345 millones, además de 140 millones de toneladas de peces. El maltrato que los animales padecen a manos de las personas es doloroso y atroz. A pesar de lo duro que es pensar en él, no podremos detenerlo si simplemente miramos en otra dirección y pretendemos que no está ocurriendo. Todos nosotros tenemos el poder para ayudar a detener el maltrato sobre los animales. Podemos hacerlo con cambiar algunas de las decisiones que tomamos a diario, como qué comemos o qué ropa usamos.

Considero que es importante revelar los secretos de la ganadería industrial, así como los mitos en torno a la alimentación. En primer lugar, ¿desde cuándo hemos escuchado que la leche es una excelente fuente de calcio? La leche de vaca, al contrario de lo que la mayoría piensa, no es apta para consumo humano. La única etapa en la que cualquier animal, incluido el humano, debe tomar leche es en la infancia. Y es primordial mencionar que esta leche debe ser de la misma especie. En el ciclo natural de la vida un gato no toma leche de un cerdo, o un perro no toma leche de una cabra. Entonces, debemos preguntarnos por qué las personas siguen consumiendo leche de vaca. Las vacas pueden digerir su leche porque tienen un estómago especial. Por otro lado, el sistema digestivo de los humanos no puede romper las moléculas de la leche. Además de esto, la leche no aporta calcio. Al contrario de lo que se piensa, la leche de vaca descalcifica los huesos. Para analizar el caso específico del consumo de lácteos en la sociedad occidental, debemos tomar en cuenta el poder económico que tienen las industrias. Este punto se desarrollará a fondo más adelante.

Por otro lado, veamos lo que implica su producción. En las granjas de lácteos, las vacas son preñadas artificialmente para que sigan produciendo leche. Después las separan de sus bebés recién nacidos (que representa una experiencia traumática), hasta que sus cuerpos no pueden más y las mandan al matadero. El ganado es transportado cientos de kilómetros hacia los mataderos en condiciones climáticas extremas, sin comida ni agua. Las vacas que no mueren en el camino, son asesinadas con un balazo en la cabeza. Después las cuelgan de una pata, les cortan la garganta y finalmente les quitan la piel para cortarles la carne. Algunas vacas permanecen conscientes durante este proceso. Cuando matan a un animal, este libera gran cantidad de químicos dañinos para el consumo humano. Es como si estuviéramos comiendo veneno, aunque sea en pequeñas cantidades.

Uno de los problemas es que para la mayor parte de la sociedad occidental, comer carne es símbolo de nutrición. Esta idea es falsa, porque la carne (ya sea roja o blanca) contiene cientos de toxinas y grasas saturadas que producen enfermedades cardiovasculares, diabetes y varios tipos de cáncer. En Occidente el índice de personas con cáncer es muy elevado, mientras en Oriente es muy reducido. Una de las explicaciones de este fenómeno es la alimentación. En Oriente se consumen más productos orgánicos: verduras, cereales y soya o tofu como fuentes proteicas. En cambio, en Occidente estamos acostumbrados a consumir productos con cientos de conservadores y químicos añadidos, derivados de animales, y carne…mucha carne.

En una sociedad opresora, el Poder genera sus propias estructuras de derecho y justifica sus verdades. La consecuencia es una sociedad que se adapta a estas normas y las incluye a su estilo de vida como la verdad última o absoluta. Rara vez las masas tienen los recursos y los espacios para cuestionarse acerca de la legitimidad de estas verdades impuestas por los sistemas de poder. Michel Foucault dice que la verdad es una construcción social que se hace a través de los aparatos del saber, como la ciencia y la religión, que producen saberes de carácter legítimo o verdadero. Me parece que es importante cuestionar el origen de la “verdad”. Los intereses económicos y políticos detrás de las normas que, a su vez, crean hábitos y formas de vida particulares, son más fuertes que un motivo ético.

El veganismo no sólo es un cambio en la alimentación, es un estilo de vida. Ser vegano implica dejar de consumir cualquier producto derivado de un animal, tanto en la alimentación como en la ropa, los cosméticos, productos de higiene personal, entre otros. El veganismo implica un equilibrado sentido filosófico y moral de la vida, que va más allá de la dieta. La alimentación vegana tiene muchos beneficios: es completa, porque en ella abundan hidratos de carbono, proteínas, grasas vegetales, minerales y vitaminas; se evitan infecciones, toxemia y diversas enfermedades. Pero lo que considero más importante de todo es que se evita el sacrificio doloroso e innecesario de animales. Algunos activistas afirman que la alimentación vegana es un camino hacia el dominio del pensamiento y del espíritu; es un avance hacia un ser humano más consciente y ético.

Ser vegano es cada vez más común. Sin embargo, la sociedad sigue etiquetando a los veganos como personas «raras». ¿Por qué se niegan el placer de comer una hamburguesa o de ir por unos tacos al pastor? Existen tres razones principales: salud, reducción de huella ecológica y ética. El motivo más fuerte para cambiar los hábitos alimenticios suele ser la salud. Sin embargo, cuando entra en juego la ética y la gente comienza a cuestionarse sobre el impacto de sus acciones en relación a los otros (ya sean otras personas u otros animales), el veganismo se adopta como un estilo de vida más que como una moda o hábito temporal.

Otra pregunta que me parece fundamental es: ¿si no hace falta matar para alimentarse, entonces para qué hacerlo? Considero que un gran porcentaje de la población se convertiría en vegana si tuviera que matar los animales que come, o simplemente si visitara un matadero. Muchos ni siquiera toman conciencia de que, lo que se están comiendo, era un animal al que por naturaleza le estaba asignado vivir hasta morir de viejo. El hombre no tiene, éticamente hablando, ningún derecho a terminar con la vida de criatura alguna. Es una pesadilla en la vida real, y la peor parte es que la gente no está enterada de la situación.

La censura en los medios va ligada al poder que estos tienen, tanto económico como político. Como dice Chomsky: “La población general no sabe lo que está ocurriendo, y ni siquiera sabe que no lo sabe”. La ignorancia de la población es otra forma de control. No obstante, se tiene que analizar el contexto social entorno al cual se realiza una crítica. En un país como México, donde las fallas en materia educativa polarizan a la sociedad, sería injusto condenar a la gente etiquetándola de ignorante. Si las necesidades básicas de la población (alimentación, vivienda, salud) no están cubiertas, no se puede esperar que haya espacios para la reflexión y el cuestionamiento de las grandes mentiras impuestas por los sistemas de poder.

Creo que debemos dejar esta visión antropocentrista, en la que el hombre es el dueño del mundo y todo debe girar en torno a sus intereses y necesidades. El mundo está pasando por una gran crisis medio ambiental, y si no nos comprometemos a cambiar nuestra realidad y a crear conciencia acerca de nuestra forma de vida, no tendremos nada bueno que dejarle a las futuras generaciones. Creo que los animales merecen el mismo respeto que las personas, porque son seres vivos y porque sienten igual que nosotros. En el momento en el que nos damos cuenta que cualquier vida tiene el mismo valor que la nuestra, le damos a todos su lugar. Las vacas, por ejemplo, son gentiles, curiosas y muy listas. Los cerditos son amigables, inteligentes y leales. Ambas especies forman lazos afectivos tan fuertes como los de los perros y gatos. ¿Si no te comerías a tu perro o a tu gato…por qué te comes una vaca, un pollo o un cerdo? 

Michel Foucault explica que el poder está en todas partes y viene de todas partes. El poder es una acción que afecta las acciones de otros. En este caso, el discurso que generan los medios acerca de “nutrición” es un mensaje creado por las industrias de la carne y los lácteos. Si estas compañías son las que tienen mayor capital económico, entonces son las que poseen mayor capacidad de conseguir espacios publicitarios en medios de comunicación. Sabemos también que los anunciantes tienen gran poder en cuanto a qué se publica o qué se deja de publicar en los medios. Los intereses de los anunciantes deben protegerse por el contenido mediático. Si un periódico, revista, canal de televisión, estación de radio o cualquier otro critica un tema que está relacionado directamente a los intereses económicos más importantes de una empresa, las compañías lo ven como una amenaza e intentarán defenderse del ataque. El primer recurso es advertir al medio que no deberían incluir ese tipo de discurso en su agenda. Si el anunciante cree que se atentó contra sus políticas de forma irreversible, entonces puede terminar con el contrato y dejar de usar a dicho medio como plataforma de publicidad.

Solo por el hecho de que algo sea considerado normal para muchas personas, no significa que sea correcto. En este caso, me refiero a la alimentación. No porque tu familia coma carne, significa que tú debas hacerlo. Hay cientos de años de tradición en los que se ha dicho que para crecer sano y fuerte, se debe consumir carne y derivados de animales. Se cree que los mejores abrigos y los zapatos más lujosos son de piel. No existe un cuestionamiento por el origen de los productos químicos y cosméticos que se usan todos los días. Los invito a preguntarse: ¿Cuántos animales fueron sacrificados en el proceso para hacer nuestra vida más “cómoda”?

No deberían existir excusas para continuar creyendo en ideas retrógradas y faltas de sentido. Pienso que es irresponsable conocer una realidad y pretender que nada ha cambiado. Una vez que se genera conciencia de cualquier tema, adquirimos una responsabilidad por cambiarlo. Modificar hábitos es un trabajo difícil, pero posible. Tal vez al principio resulta complicado, pero vale la pena hacer un esfuerzo por convertirnos en seres humanos más preparados, congruentes, justos y éticos. El veganismo no sólo mejora la salud y reduce nuestro impacto medio ambiental, sino que también es un gran aporte para acabar con el maltrato animal en el mundo. Los animales necesitan personas comprometidas que les den una voz y hagan la diferencia.

Monse Fábregas 

 

Balance

Desde hace varios años he estado interesada en el estilo de vida consciente. ¿A qué me refiero con esto? El término conciencia se define como el conocimiento del ser humano sobre sí mismo y su relación con el mundo. Pero también hablamos de distinguir entre el Bien y el Mal, por lo que es una palabra que nos lleva a pensar en la moral y en la ética. Un estilo de vida consciente pone en balance el cuerpo, la mente y el espíritu. Busca que estas tres áreas de nuestra vida estén en armonía y buena comunicación. Hace 4 años me hice vegetariana por ética, porque amo a los animales y quería poner mi granito de arena para frenar la violencia contra ellos en la industria de la alimentación, los cosméticos y la moda.

Cuando nos hacemos conscientes de que podemos contribuir a que un ser vivo no sufra o cuando queremos ayudar en alguna causa, empezamos a moldear nuestros hábitos. Y fue lo que hice. Dejé de comer carne (o sea res, pollo, pescado y mariscos), comencé a elegir productos cosméticos que no prueban con animales (cruelty free), que tienen ingredientes naturales y dejan de lado los químicos. También empecé a fijarme en las etiquetas de la ropa para ver los materiales: si tenía lana, plumas, o piel, no lo compraba.

Al principio se me hizo muy difícil, ¿cómo iba a dejar de comer carne? Fue un proceso gradual, poco a poco fui cambiando mis hábitos alimenticios. Si son menores de edad, o simplemente su familia los tiene en la mira, siempre los aconsejan o que opinan sobre lo que hacen, ya sé qué están pensando: ¿qué van a decir de mí?

Cuando le conté a mi mamá que quería ser vegetariana, casi se desmaya. Me dijo: ¡Te vas a desnutrir! ¿Qué vas a comer? ¡No quiero una hija anémica! ¿De dónde vas a sacar la proteína? Y todas estas, aunque resultaron ser afirmaciones y preguntas sin fundamentos, eran entendibles. Cuando no sabemos tendemos a criticar y enfocar siempre en negativo, escuchamos a los rumores y las críticas destructivas. Pero una vez que nos informamos, sabemos que una dieta basada en plantas tiene infinitos beneficios, tanto para la salud como para el mundo.

Antes sí comía queso y huevo, en parte por comodidad, por la facilidad de encontrar platillos que pudiera ordenar en un restaurante. Pero desde hace unos meses decidí ser aún más fiel a mi ideología, ser más congruente, y quité todos los productos de origen animal en mi dieta… por lo que ahora ya no soy vegetariana, sino vegana. Y desde esta transición se me ocurrió crear un espacio donde pudiera compartir información sobre estos temas.

Me gusta la forma en la que Gary Yourofsky, un activista americano por los derechos de los animales, dice: “No soy enemigo de nadie, no quiero venderles nada, solo busco compartirles información que quizá no conocían.” Con este nuevo proyecto me encantaría ayudarles a quitarse las vendas que les han puesto las grandes corporaciones, farmacéuticas, la industria alimentaria, los medios, la cultura e incluso sus familias. Quiero compartir mi experiencia con este estilo de vida, dar recetas, rutinas de ejercicio, tips de qué comprar, qué marcas son cruelty free, dar recomendaciones de libros, películas y documentales relacionados con el tema, platicar de nutrición. Quiero compartir el cambio que todo esto ha representado en mi vida, porque de verdad me transformó y me convirtió en una persona más completa y feliz.

Si estás dispuesto a abrir tu mente, reflexionar y cuestionarte, este espacio es para ti. O bien si ya estás en la búsqueda de un estilo de vida más saludable, sustentable y ético, también este blog es para ti. Busco conectar personas que están en la misma frecuencia, en el mismo camino para hacer comunidad. Y a los curiosos brindarles una fuente confiable de información para que tengan un acercamiento a estos temas.

Me gusta la idea de compartir en positivo. Las redes sociales son una herramienta increíble para comunicarnos, y si las usamos para compartir lo bueno lograremos cambiar al mundo. Hagamos una comunidad de gente que quiere vivir en un mundo más justo y consciente.  

Monse Fábregas