Desde hace varios años he estado interesada en el estilo de vida consciente. ¿A qué me refiero con esto? El término conciencia se define como el conocimiento del ser humano sobre sí mismo y su relación con el mundo. Pero también hablamos de distinguir entre el Bien y el Mal, por lo que es una palabra que nos lleva a pensar en la moral y en la ética. Un estilo de vida consciente pone en balance el cuerpo, la mente y el espíritu. Busca que estas tres áreas de nuestra vida estén en armonía y buena comunicación. Hace 4 años me hice vegetariana por ética, porque amo a los animales y quería poner mi granito de arena para frenar la violencia contra ellos en la industria de la alimentación, los cosméticos y la moda.
Cuando nos hacemos conscientes de que podemos contribuir a que un ser vivo no sufra o cuando queremos ayudar en alguna causa, empezamos a moldear nuestros hábitos. Y fue lo que hice. Dejé de comer carne (o sea res, pollo, pescado y mariscos), comencé a elegir productos cosméticos que no prueban con animales (cruelty free), que tienen ingredientes naturales y dejan de lado los químicos. También empecé a fijarme en las etiquetas de la ropa para ver los materiales: si tenía lana, plumas, o piel, no lo compraba.
Al principio se me hizo muy difícil, ¿cómo iba a dejar de comer carne? Fue un proceso gradual, poco a poco fui cambiando mis hábitos alimenticios. Si son menores de edad, o simplemente su familia los tiene en la mira, siempre los aconsejan o que opinan sobre lo que hacen, ya sé qué están pensando: ¿qué van a decir de mí?
Cuando le conté a mi mamá que quería ser vegetariana, casi se desmaya. Me dijo: ¡Te vas a desnutrir! ¿Qué vas a comer? ¡No quiero una hija anémica! ¿De dónde vas a sacar la proteína? Y todas estas, aunque resultaron ser afirmaciones y preguntas sin fundamentos, eran entendibles. Cuando no sabemos tendemos a criticar y enfocar siempre en negativo, escuchamos a los rumores y las críticas destructivas. Pero una vez que nos informamos, sabemos que una dieta basada en plantas tiene infinitos beneficios, tanto para la salud como para el mundo.
Antes sí comía queso y huevo, en parte por comodidad, por la facilidad de encontrar platillos que pudiera ordenar en un restaurante. Pero desde hace unos meses decidí ser aún más fiel a mi ideología, ser más congruente, y quité todos los productos de origen animal en mi dieta… por lo que ahora ya no soy vegetariana, sino vegana. Y desde esta transición se me ocurrió crear un espacio donde pudiera compartir información sobre estos temas.
Me gusta la forma en la que Gary Yourofsky, un activista americano por los derechos de los animales, dice: “No soy enemigo de nadie, no quiero venderles nada, solo busco compartirles información que quizá no conocían.” Con este nuevo proyecto me encantaría ayudarles a quitarse las vendas que les han puesto las grandes corporaciones, farmacéuticas, la industria alimentaria, los medios, la cultura e incluso sus familias. Quiero compartir mi experiencia con este estilo de vida, dar recetas, rutinas de ejercicio, tips de qué comprar, qué marcas son cruelty free, dar recomendaciones de libros, películas y documentales relacionados con el tema, platicar de nutrición. Quiero compartir el cambio que todo esto ha representado en mi vida, porque de verdad me transformó y me convirtió en una persona más completa y feliz.
Si estás dispuesto a abrir tu mente, reflexionar y cuestionarte, este espacio es para ti. O bien si ya estás en la búsqueda de un estilo de vida más saludable, sustentable y ético, también este blog es para ti. Busco conectar personas que están en la misma frecuencia, en el mismo camino para hacer comunidad. Y a los curiosos brindarles una fuente confiable de información para que tengan un acercamiento a estos temas.
Me gusta la idea de compartir en positivo. Las redes sociales son una herramienta increíble para comunicarnos, y si las usamos para compartir lo bueno lograremos cambiar al mundo. Hagamos una comunidad de gente que quiere vivir en un mundo más justo y consciente.
Monse Fábregas
